Nocturno hormonal
- sexualidadymascosas
- 23 dic 2015
- 2 Min. de lectura
El regreso de Garganta Profunda
Linda Lovelace.
La primera estrella del porno
Por Rafael Aviña

A principios de los años 70, surgía el cine porno o hardcore. que mostraba. sin pudor, lo que sucedía en el interior de los dormitorios, escudriñando bajo la ropa interior de sus protagonistas. En él. los genitales se convierten en los verdaderos protagonistas, a partir de historias simples y gráficamente explícitas, a medio camino entre la exploración ginecológica y el descubrimiento de los placeres corporales, como ocurre con Garganta profunda (Deep Throat. 1972), del director Gerardo Damiano, protagonizada por Linda Lovelace -fallecida en el 2002-, quien vuelve a ser noticia con el documental Inside Deep Throat de Fenton Bailey y Randy Barbat. Garganta profunda catapultó a Linda Boreman, rebautizada como Linda Lovelace (amor y ligaduras), cuya vida real pareciera el entramado de un argumento delirante, desde sus años en un colegio católico de Nueva York y su traslado a Miami donde conoce a Chuck Traynor. antiguo infante de marina, quien se convierte en su manager y marido, y la introduce en el negocio de la pornografía donde mostró sus enormes talentos para el sexo oral. Lovelace sería contratada con un sueldo de 1.200 dólares en esa película de tono paródico. donde busca afanosamente el orgasmo: insatisfecha y frígida, acude a un médico, quien descubre que su clitoris se encuentra en la garganta, de ahí que sólo pueda obtener placer a través del sexo oral.
Ese año de 1972. Linda apareció en las portadas de Times. Playboy y Esquire, con ello, la industria del porno ganó dividendos y prestigio. Lo curioso es que. a pesar de convertirse en la primera estrella del cine XXX. Lovelace renunció posteriormente al sexo, despotricando contra la pornografía y escribiendo libros donde aseguraba que había sido explotada y vejada por la industria y por su ex marido, quien la obligó a prostituirse con amenazas de muerte. Garganta profunda es. a la distancia, un gran clásico del género, y Lovelace encarna el mayor mito de una industria millonaria que salió de la clandestinidad, fantaseando con los deseos más íntimos y secretos de los espectadores.
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